La ministra de Educación bonaerense, Agustina Vila, explicó hoy que “cada escuela organizará su vuelta a clases de acuerdo a su infraestructura y dependerá del metraje de las aulas, el espacio y la cantidad de estudiantes”.
En declaraciones a Radio Provincia agregó que “para que haya más presencialidad se habilitarán instituciones comunitarias que cuenten con las condiciones edilicias para dar clases en un ámbito cuidado cerca de las escuelas porque no podemos trasladar la matrícula muy lejos”.
Asimismo, Vila aseguró que el regreso se realizará “de acuerdo a la situación sanitaria” y en lo que respecta al transporte escolar, sostuvo que “habrá pautas».
«Se requiere una coordinación para que haya la mayor frecuencia y promover el ingreso escalonado», apuntó.
De esta manera, gobierno bonaerense avanza hacia la vuelta a clases el 1 de marzo. Será apenas 11 días después que la Ciudad de Buenos Aires, pero con una relación políticamente asimétrica con los gremios docentes, a los que mantienen como grandes aliados. Mientras que por decir cosas muy similares, al gobierno porteño le llueven insultos, al bonaerense le dan la mano.
“El 1 de marzo volvemos a la presencialidad en toda la provincia”, avisó ayer el gobernador Axel Kicillof desde Villa Gesell. Al mismo tiempo que elogiaba la temporada turística. Sería complejo, por así decirlo, explicar que las vacaciones no contagian y las clases presenciales sí. Por lo pronto, todavía no salió frente a cámara a explicar, como hizo Rodríguez Larreta, cómo será esa vuelta a clases. Para que la comunidad educativa lo tenga en claro.
«El 17 de febrero (día dispuesto por el gobierno porteño para la vuelta a clases) vamos a iniciar un período con aquellos que perdieron de una manera especial el vínculo» con la escuelas. Y agregó se irá «retomando algunas formas de presencialidad. Esa es la población que más nos preocupa».
Aclaró el gobernador que tendrá como ejes principales el uso del tapabocas, la ventilación de los ambientes, el distancimiento social y la limpieza de los espacios.
«No podemos poner la misma cantidad (de alumnos) en una aula», dijo, sin precisar cómo será la «manera alterna». Kicillof se refirió a la “gradualidad” y a una enseñanza “coordinada entre la presencialidad y lo virtual” que se irá modificando “a medida que vayamos vacunando”, dependiendo de las condiciones.
“Queremos volver a las clases, pero cuidando a la comunidad educativa”, explicó, a cinco días de tener que comenzar la vacunación para todos los docentes. Lo prometió la semana pasada, pero a hoy parece de imposible cumplimiento.
Por su parte, el ministro de Educación nacional, Nicolás Trotta, afirmó que están dadas las condiciones para «dar pasos correctos con la presencialidad segura» en las escuelas, pero aclaró que las provincias tendrán un rol central en el regreso a las aulas, debido a que «cada jurisdicción conoce cada detalle».
El problema es qué rol cumplirán los gremios docentes. La pelea con Larreta de gremios que, incluso, exceden al sector docente y a la Ciudad de Buenos Aires habla más de un rol político, que sindical. Si cumplieran con su rol, hace un año que deberían estar exigiendo a la Provincia condiciones dignas e igualitarias de trabajo para sus afiliados. Pero todavía reina el caos y el voluntarismo por encima de la organización y la inversión necesaria en el área.
Sólo un sector del SUTEBA, la izquierda, denunció el recorte de 19 mil puestos de trabajo docente. Se dio en los programas de revinculación como el ATR. Pero también con las escuelas de verano. «A una compañera que faltó un día porque tenía síntomas de Covid directamente la echaron», contó ayer una maestra de una escuela pública de La Matanza. Hoy sigue a la espera de nuevas órdenes. «La única vez que volví a la escuela a fines del año pasado me tuve que llevar todo de casa. La escuela no nos dio nada para cumplir con los protocolos básicos. Y este año no sé como vamos a hacer, porque no hay espacio para tener a los chicos en un lado, las mochilas por otro, como nos dicen. Va a ser una tarea imposible», explicó preocupada.
Mientras tanto, los dirigentes gremiales continúan con su doble tarea, de apoyo y desgaste, según el distrito. Miguel Díaz, secretario de Udocba, trató ayer de «imbécil» a Horacio Rodríguez Larreta, por volver 11 días antes que en PBA.
“Los padres no van a mandar a sus hijos para que este imbécil haga campaña electoral”, lanzó Díaz, aún cuando no tiene ingerencia en suelo porteño.
“El 1° de marzo es una fecha razonable. Está bien que empiecen las clases. Lo del 17 de febrero es inaudito. Los pibes no pueden tolerar esos calores”, apuró.